Llegando a Barca d’Alva los viñedos se abren paso revistiendo las ondulaciones de las laderas del Alto Duero. Ya lo advertimos desde la orilla española, dispuestos en ordenadas hileras. Aquí, donde el calor puede llegar a ser sofocante, los troncos de las vides mantienen su pulso desde tiempo inmemorial. La fusión del vino con el aguardiente dio como resultado una fórmula mágica que desde el siglo XVII se distribuye por todo el mundo en botellas cuyo néctar tiene el mismo nombre que la ciudad donde nació: Oporto.
Los fotógrafos se preocuparon en documentar su proceso de producción: desde la recogida de la uva a mediados de septiembre, su traslado a la bodega, el pisado, la fermentación, la adición del alcohol y su conservación en barriles o toneles. Uno de los pioneros, el fotógrafo y editor Emílio Biel, es indispensable para ilustrar esta historia.
En este recorrido ilustrado por el río Douro tenemos el honor de poder mostrar la obra de dos maestros de la fotografía reciente que recorrieron las regiones de Pinhão y Peso da Régua: Artur Pastor y Alfredo Cunha.