Capítulo 6

Valladolid

José Martí y Monsó

La vendimia

1886. Óleo sobre lienzo, 91x203 cm

Museo Nacional del Prado

Peñafiel

Ilustración de Marta Zafra

Atardece en Peñafiel. Su castillo hoy alberga el Museo Provincial del Vino, todo un emblema de la denominación Ribera del Duero para el enoturismo. Desde lo alto se dominan los valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas.

Gracias a la fotografía podemos viajar en el tiempo. En este caso a través del visor de Otto Wunderlich, fotógrafo alemán que, en su incesante trabajo por tierras españolas, se detuvo en Peñafiel. No sabemos con certeza el año, entre 1930 y 1936… Un grupo de mujeres lava la ropa a orillas del Duratón a su paso por Peñafiel. Las casas de esta villa medieval conforman el decorado. En primer término, se apilan odres del vino. No lejos de allí, las bodegas subterráneas guardan silencio.

Otto Wunderlich

Castillo de Peñafiel

1930-1936

Archivo Wunderlich, IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte

Otto Wunderlich

Peñafiel

1930-1936

Archivo Wunderlich, IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte

Peñafiel, Valbuena, Sardón, Tudela, Simancas y Tordesilllas… Todas en el mismo río Duero. Entre viñedos, pinares y el horizonte que nos brinda la llanura, un águila real surca el cielo.

Aquí las orillas se llenan de álamos, sauces y olmos y las aguas del Duero discurren lentamente, abriéndose paso por los vestigios de su propia historia. Son las arquitecturas del Duero, en palabras de José Luis Gutiérrez Robledo, «testigos del río, de su historia y de sus hombres». Como el monasterio de Santa María de Valbuena.

Joaquín Araujo y José Luis Gutiérrez Robledo
Las arquitecturas del Duero. Duero. Historia viva.
Lunwerg Editores

Santa María de Valbuena

Ilustración de Marta Zafra

Son más de una docena los monasterios cistercienses establecidos a lo largo de las aguas del río Duero en Castilla y León. Algunos ya desaparecidos, como Santa María de Aza o San Pedro de Gumiel de Izán. Otros llenos de vida, como Santa María de Valbuena, lugar de recogimiento y sede actual de la Fundación Las Edades del Hombre.

«Si el cielo de Castilla es alto, es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo».

Miguel Delibes
«Dependencia del cielo»
en Castilla, lo castellano y los castellanos, 1979

Jesús Herrero Marco

Valbuena de Duero. Monasterio de Santa María. Vista general

20 de mayo de 2009

Archivo Herrero, IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte

La leyenda de Santa María de Valbuena

En torno al Monasterio de Santa María de Valbuena, se ha ido transmitiendo una leyenda, recuperada por José Luis Velasco, que nos cuenta como el 20 de agosto de 1545, festividad de San Bernardo, al cruzar el río en la barca Ana de Montemayor y Aceves se desvaneció y cayó al río; el barquero Quico, Francisco de San Bernardo, se lanzó a salvarla, pero llegó un hombre vestido de peregrino, que nunca envejecía, y salvó a los dos. Era el Hermano Diego.

No lejos de allí, en Curiel de Duero, el tiempo parece haberse detenido.

Jesús Herrero Marco

Valbuena de Duero. Monasterio de Santa María. Vista exterior

20 de mayo de 2009

Archivo Herrero, IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte

Gonzalo Miguel Ojeda (Photo-Club)

Vista del caserío de Curiel de Duero con las ruinas del castillo al fondo

1924

Archivo de la Diputación de Burgos

Diego Ribero

Carta uniuersal en que se contiene todo lo que del mundo se ha descubierto fasta agora: la qual se diuide en dos partes conforme a la capitulacion que hizieron los catholicos Reyes de España et el Rey Don Juan de Portogual en Tordesillas

1494

Biblioteca Digital Real Academia de la Historia

Tordesillas

Llegamos al final de nuestro recorrido por tierras vallisoletanas. A lo lejos se atisba el puente medieval de Tordesillas, durante siglos paso obligado del Duero. Sus diez arcos apuntados permiten que el agua discurra ajena al peso de su historia. Aquí tuvo lugar la firma de aquel tratado (1494) que trazó una línea divisoria de polo a polo para repartirse el mundo: el hemisferio oriental para la corona de Portugal y el occidental para la Corona de Castilla.

Monasterio de Santa Clara

Es probable que, en el silencio de la noche, Leonor de Guzmán, amante de Alfonso XI, sintiera correr las aguas del Duero desde los aposentos de palacio, conocido entonces como de Pelea de Benemerín en conmemoración a la Batalla de Salado. Tiempo después, en 1365, se convirtió en el Real Monasterio de Santa Clara.

Lacoste

Monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Sala de columnas de los baños árabes

1910-1920

Biblioteca Digital de Madrid

Paisaje final

Por aquí el Duero, gracias a la incorporación del Pisuerga, ha aumentado su caudal. Los sauces se acercan a la orilla y las aves sobrevuelan las copas de chopos, álamos y fresnos. Poco falta para llegar a Toro, en plena vega del Duero. Ciudad donde, en palabras del escritor Suso de Toro, «se guarda el vino, tinto y denso como la sangre».